Señora Rossy

Apenas salí del trabajo corrí a la estación de trenes para verlo e irnos luego ya no aguantaba mas quería sentirlo todo, llegue al metro y lo vi, no pude aguantarme, me lance sobre el dándole un beso bien calientito. Nos fuimos para el motel y a penas entramos me fui al baño y me puse uno de esos típicos trajes sensuales pero lo mío eran solo medias con liga y sin bragas.

En un par de segundos me empezó a besar y me abrí encima de el, se sentía muy rico, así se empezó a mover despacio y rápido, empezó a besar todo mi cuerpo de arriba hacia abajo. Luego el se puso encima de mi y de una vez me hizo suya. Me agarro del pelo me dio unas cuantas nalgadas y yo ya toda excitada por todos lados luego de un rato explotamos los dos de placer, descansamos un rato abrazados, al pasar las horas nosotros seguíamos con la calentura que no bajaba nos seguimos dando hasta ya decir ‘ya no puedo más’.

Nos fuimos a casa con un sonrisa de oreja a oreja y mientras íbamos en el tren nos íbamos besando como si el mundo se fuera acabar no se que nos paso ese día pero el único que se yo que jamás habíamos hecho del amor de manera en que lo hicimos.